La Retrükura, que en mapudungun significa “piedra parada”, es una gran roca ubicada junto al camino en Malalcahuello, comuna de Curacautín. Por su forma vertical e imponente, fue reconocida desde tiempos antiguos como un lugar especial. Más recientemente, la Iglesia Católica la bautizó como «Piedra Santa», reconociéndola como un lugar de poder dentro de su tradición.
Desde entonces, la gente dice que la Retrükura guarda espíritu de una mujer. No es solo una roca: es una historia viva, un pedazo de memoria que sigue latiendo.
Leyenda de la Piedra Santa de Malalcahuello: la Retrikura
Hace mucho tiempo, en los bosques cordilleranos cerca de lo que hoy es Malalcahuello, vivía una joven llamada Millaray. Su belleza era conocida por todos, pero también lo era su valentía. Un día, cinco jóvenes del lugar comenzaron a seguirla con malas intenciones. Ella, sintiendo el peligro, huyó desesperada por los senderos del bosque hasta encontrar una pequeña caverna donde decidió esconderse.
Desde lo alto, el espíritu de la montaña, el Pillañ Pewenkura, observaba la escena. Al ver el peligro que corría Millaray, decidió intervenir. Con sus manos gigantes, arrancó la punta del volcán Lonquimay y la colocó frente a la entrada de la cueva, sellándola por completo. Así logró proteger a la joven de sus perseguidores, quienes luego fueron castigados. Sin embargo, en su afán de protegerla, el espíritu olvidó retirar la piedra, dejando a Millaray encerrada para siempre en el interior de la caverna.
Desde entonces, esa enorme roca se alza vertical y solitaria junto al camino, como un guardián silencioso. Los antiguos dicen que la Retrükura no es solo una piedra, sino una presencia viva que guarda una historia de dolor y protección. Algunos aseguran que, si uno se detiene a escuchar con atención, en ciertos días se pueden oír susurros desde lo profundo, como si Millaray aún hablara desde su prisión de piedra.




Todas las fotografías por Adrián Cheuquepan.